Causas y prevención de la intolerancia a la lactosa
Características de la intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa, intolerancia a la leche o intolerancia a los lácticos es la incapacidad de metabolizar (digerir) la lactosa de la leche y otros productos lácteos.
No debe confundirse la intolerancia a la lactosa con la galactosemia. En este caso, se trata de un trastorno que se produce cuando la galactosa no puede ser metabolizada, por lo que se almacena en el organismo, pudiendo causar daños irreparables a ciertos órganos corporales
. La galactosemia, a diferencia de la intolerancia a la lactosa, presenta repercusiones a largo plazo. (Véase «Características de la galactosemia» en el listado inferior)
Causas de la intolerancia a la lactosa
La leche contiene un azúcar, llamado lactosa. Para que este azúcar pueda ser digerido debe descomponerse en galactosa y glucosa. Este proceso es realizado por una enzima denominada lactasa.
La deficiencia en la enzima lactasa es la que determina que la leche no sea digerida bien causando síntomas de mala digestión de este alimento.
¿Por qué se produce deficiencia de lactasa?
Existen tres causas que pueden causar una deficiencia o mal funcionamiento de la enzima lactasa. Son las siguientes:
– Deficiencia primaria de lactasa (Intolerancia permanente a la lactosa) Es la principal causa que produce una mala digestión de la leche. La mayoría de las crías de los animales mamíferos poseen la enzima lactasa cuando maman de sus madres. Cuando dejan de mamar, esta producción se detiene, de manera que la leche no puede digerirse bien.
Los humanos también son capaces de producir lactasa cuando maman de sus madres o toman leche preparada. A medida que dejan de mamar, la lactasa deja de producirse en mayor o menor proporción dependiendo del tipo de población.
Las poblaciones humanas que tienen una mayor tradición de consumo de leche han conseguido que muchos de sus individuos sean capaces de seguir produciendo esta enzima cuando dejan de mamar, de manera que toleran bien la leche a lo largo de toda su vida. Por el contrario, aquellas culturas cuyos habitantes han consumido tradicionalmente menos leche, tienen menos probabilidades que sus individuos adultos puedan digerir bien la leche.
Así, por ejemplo, se ha comprobado que los niños de raza blanca comienzan a ser intolerantes a la lactosa a los 5 años de edad, mientras que los niños de raza negra suelen empezar a los 2 años. Las poblaciones del norte de Europa toleran mejor la leche que las africanas o las asiáticas. Se calcula que solamente un 1% de suecos presentan deficiencia primaria de lactasa, mientras el 83 % de los habitantes de África Central son deficientes primarios. En España se calcula que la proporción sube al 15 % y en México al 83 %.
– Deficiencia secundaria de lactasa (Intolerancia no permanente a la lactosa) La lactasa se produce en las vellosidades del intestino delgado. Algunas enfermedades o productos pueden afectar esta parte del organismo y disminuir la producción de la enzima lactasa. Una vez recupera la zona, la persona puede volver a seguir produciendo esta enzima.
Entre los muchos casos que pueden conducir a este tipo de deficiencia tenemos, por ejemplo, infecciones gastrointestinales, medicamentos como los antibióticos o el ácido salicílico, problemas del intestino delgado, diarreas muy fuertes, etc
La enfermedad celiaca (intolerancia al gluten) se considera que también puede producir una intolerancia no permanente a la lactosa. Esta enfermedad daña las vellosidades del intestino delgado pudiendo producir una mala absorción de la lactosa. Sin embargo, cuando estos enfermos dejan de comer gluten, se recupera la zona y la leche vuelve a ser aceptada.
– Deficiencia congénita a la lactasa: (Intolerancia heredada a la lactosa) Se trata de un problema de origen genético que impide la producción de lactasa desde el nacimiento.
Síntomas de la intolerancia a la lactosa
Muchas veces los síntomas de la intolerancia a la lactosa se confunden con los del síndrome del colon irritable.
Los principales síntomas de la intolerancia a la lactosa son debidos a la acumulación de lactosa en el colon al no poder ser absorbida en el intestino delgado por falta de la enzima lactasa. Las bacterias del colon actúan sobre la lactosa, proliferando y produciendo fermentaciones inadecuadas que son responsables de la mayoría de los síntomas de este intolerancia.
Los principales síntomas son: Diarrea habitual con algunos episodios bruscos de estreñimiento. flatulencias, dolor abdominal, calambres gástricos, náuseas, hinchazón abdominal, falta de nutrientes, etc.
En niños o bebés puede tener unas repercusiones más serias, como, rinitis, dermatitis atópica, asma, poco crecimiento o perdida de peso.
¿Se puede prevenir la intolerancia a la lactosa?
La intolerancia a la lactosa no se puede prevenir. La única solución es prescindir o reducir aquellos alimentos que contienen lactosa, sustituyéndolos por otras alternativas.
Si se trata de una intolerancia permanente la sustitución es permanente, mientras que en intolerancias transitorias se puede volver a introducir la leche una vez solucionado el problema.
(Más información sobre «Alimentación para la intolerancia a la lactosa» en el listado inferior)
Diagnóstico de la intolerancia a la lactosa
El diagnóstico se realiza a través de una serie de pruebas médicas, como análisis de sangre, la prueba del hidrógeno en el aliento o la biopsia intestinal. En el caso de niños, se utiliza la prueba de acidez en las heces.
Más información sobre la intolerancia a la lactosa y otros problemas con la leche.
27 enero, 2022