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CÓMO CUIDAR NUESTRO HUERTO EN PRIMAVERA
La primavera es el momento propicio para iniciar una serie de faenas en nuestro huerto. Entre las principales tenemos las siguientes:
Remover el material viejo y podar los arbustos que florecen temprano
En el caso de las perennes debemos prestar atención en la limpieza de aquellas partes que quedaron descuidadas en el invierno. Quitaremos aquellas hojas que se encuentran en mal estado o que quedaron secas sobre la planta, cortaremos los peciolos florales o las cabezuelas secas y colocaremos algún apoyo en las plantas perennes más frágiles y altas.
Algunos arbustos de florecimiento temprano, que florecen desde finales de invierno a principios de primavera, como las forsitias, lilas, colinus o kerrias, etc necesitan podarse inmediatamente después de la floración para conseguir que las plantas tengan un porte equilibrado.
Normalmente cortaremos una cuarta parte o una tercera parte de las ramas más viejas desde el nivel del suelo. A lo largo de esta estación irán produciéndose los brotes nuevos que producirán nuevas flores en la próxima temporada.
Igualmente cortaremos en árboles o arbustos aquellas partes vegetales que hayan sido dañadas por el viento o por el peso de la nieve o aquellas partes de las plantas que han sido roídas por animales. Para ello buscaremos la zona del brote que no este seco y separaremos de él toda la zona seca.
Remover la tierra de los macizos
Al inicio de primavera es muy importante remover la tierra de nuestros macizos porque esta seguramente se habrá compactado mucho a lo largo del invierno. Para conseguir esto el uso del escarificador podría ser interesante (el escarificador es una pequeña herramienta de jardinería utilizada para romper el suelo que tiene forma de horca con tres dientes cuyo extremo se doblan en ángulo recto).
Sembrar las hortalizas
Durante el mes de marzo y abril, en climas cálidos, es el momento adecuado para sembrar nuestras hortaliza. En climas más fríos es mejor plantarlas más tardes, allá por principios de mayo o, si es un lugar donde suelen haber muchas heladas mejor dejarlo para finales de mayo o principios de abril.
Ante esta posibilidad tenemos algunas opciones, como introducirlas directamente en un contenedor y, luego, aprovecharlas para la elaboración de nuestro compost. Otra posibilidad es esperar a realizar la faena en las horas de menor humedad. Las hierbas arrancadas y expuestas al sol sobre un terreno seco tienen menos posibilidades de enraizar.
Quizás este sea el momento de realizar el acolchado del terreno. De esta manera lo cubriremos con algún tipo de material orgánico, como puede ser la corteza de pino o el mantillo, o inorgánico, como el plástico o la gravilla. De esta manera impediremos o dificultaremos el crecimiento de nuevas hierbas y, al mismo tiempo, conseguiremos que el terreno pueda conservar mejor la humedad en caso de que vengan periodos de mayor sequía.
A la hora de realizar estas faenas es importante tener en cuenta el tipo de flores o plantas que tenemos plantadas. Evitaremos cavar profundamente en el caso de que sean flores con raíces superficiales y la faena se limitará a realizar un rastrilleado superficial con el lateral de la azada. En el caso de los árboles o arbustos con raíces más profundas podemos introducir la hoja de la azada con mayor seguridad.
Si nos encontramos con hierbas más resistentes, como la grama (Agropyrum repens) el trabajo puede ser mucho más dificultoso dado que esta hierba posee un sistema radicular muy destacado y resulta muy dificil de eliminar. En algunos casos, siempre que sea posible, nos veremos obligados a arrancar la planta y trasplantarla en otro lugar para eliminar la mala hierba.
El uso de la azada en la eliminación de este tipo de malas hierbas no es adecuado ya que la puede cortar superficialmente y las raíces o parte de las mismas pueden quedar dentro de la tierra y volver a regenerarse. En este caso es mejor utilizar la horca y hundirla bien en el terreno para sacar la tierra y, con ella todas las raíces. Posteriormente resulta muy adecuado coger el manojo extraído y sacudirlo fuertemente para liberarlo de la tierra enganchada en las raíces. Con ello conseguiremos que la hierba tenga menos facilidad para volver a enraizar, si la dejamos sobre el terreno. y, al mismo tiempo, devolveremos al campo un fragmento de suelo que suele ser muy fertil. Para otro tipo de malas hierbas con raíces menos profundas, puede ser más interesante el uso del escarificador
Cuando las condiciones del terreno no lo permitan, nos veremos obligados a utilizar herbicidas. Este resultara prácticamente necesario en el caso del césped. El uso de un herbicida selectivo puede resultar la única manera posible de eliminar las malas hierbas que crezcan en el. Los herbicidas no son métodos recomendados desde un punto de vista ecológico y deben utilizarse con mucha prudencia, por motivos de salud, especialmente si se trata de nuestro jardín y queramos acceder a él habitualmente.
Aplicar fertilizante
En la época de crecimiento el fertilizante permitirá que las plantas puedan crecer y mantenerse saludables a lo largo de todo el periodo. La fertilización a principios de primavera favorece el crecimiento de las hojas y de las raíces, ayuda a las plantas a recuperarse de los daños causados por el invierno y repone las pérdidas de minerales ocasionadas por la filtración de los mismos debido a lluvia o por la evaporación hacia la atmósfera.
Esta fertilización es muy adecuada para las plantas perennes, los árboles y las especies herbáceas a primeros de primavera. Estas plantas dependen de los minerales del suelo para presentar un aspecto lozano y producir flores abundantes y bonitas. La disponibilidad de estos minerales aumenta con el aumento de la temperatura.
Resultan muy adecuados los abonos orgánicos de acción lenta que se van descomponiendo lentamente y que las plantas aprovechan paulatinamente a lo largo de todo el periodo. Por lo tanto, al inicio de la primavera, a medida que se noten signos de crecimiento en las plantas, es importante aplicar un fertilizante con las proporciones adecuadas de nutrientes, especialmente de nitrógeno, fósforo y potasio. A medida que se va acabando la estación, se puede aplicar un fertilizante foliar liquido de acción rápida.
Este debería aplicarse directamente sobre todo el terreno, esparciéndose a mano y sin que afecte directamente a las hojas, porque las podría quemar.
Regar
El riego podría ser necesario cuando se ha producido un invierno seco y, sobre todo si no se ha acolchado el terreno. La mejor forma de regar es mediante aspersión ya que el agua se va introduciendo poco a poco en el suelo y lo vuelve más esponjoso. Los suelos arcillosos pueden estar muy compactados después del invierno, por lo que conviene remover la tierra antes de regar o aplicar fertilizante.
Cuando el invierno ha sido húmedo o si se ha aplicado un acolchado adecuado, quizás no haga falta regar.
Más información sobre el cuidado de las plantas en primavera.
11 agosto, 2022