Contenidos
Cultivo de Pyrus communis
Cuidados del peral
El peral (Pyrus spp.) es un árbol de la familia de las Rosáceas, la misma a la que pertenecen las manzanas, membrillos, o el nisperero europeo.
Existen más de 20 especies de perales, entre árboles europeos, asiáticos y del norte de África. Además, de cada tipo de peral derivan distintas variedades de peras. Son árboles longevos.
Características de los perales
Los perales (Pyrus ssp. ) son árboles medianos, de entre 3 y 9 metros de altura, copa ancha y redondeada. Tiene el tronco erecto, de color gris con la corteza cubierta de grietas. Hojas ovadas de hasta 10 cm con el haz verde oscuro brillante y glabras.
Flores blancas o blanco rosadas, de hasta 1,5 cm, y aparece reunidas en corimbos de 3 a 7. Fruto comestible, conocido como pera. Es un fruto carnoso (pomo), con una piel lisa y fina.
Presenta una forma característica con la parte del pecíolo generalmente más estrecha que la parte opuesta que suele ser abombada. Su forma tan usual ha dado en botánica el nombre de piriforme, llamado así a aquel fruto que recuerda a la forma de la pera. La carne de las peras es blanda y en su interior se encuentran las semillas.
Clima, ubicación, temperatura y condiciones de cultivo
El peral es un árbol de climas templados. Requiere de temperaturas estivales cálidas para la maduración de las peras. Las heladas pueden comprometer la cosecha de los frutos. En general, los perales resisten mejor la humedad que los manzanos.
Prefiere crecer a pleno sol, aunque se ha cultivado con éxito en semi-sombra o a la sombra. Ubicar en un lugar resguardado de los fuertes vientos.
- Este árbol tolera la sequía y la contaminación atomosférica.
Tipo de suelo para el peral
Tolera gran variedad de tipos de suelo, siempre que sean moderadamente fértiles y ricos en materia orgánica. Prefiere un suelo profundo, bien drenado y rico en materia orgánica. El pH edáfico se recomienda básico, entre 6-7, aunque también puede crecer en suelos ligeramente ácidos o neutros. Están desaconsejados los terrenos demasiado ácidos (reducción del tamaño de los frutos o anomalías en los mismos).
Se recomienda fertilizar el terreno con abonos orgánicos 1 vez al año o cada 2 años, según el tipo de suelo. Una forma casera de abonar es desechando en el árbol el agua que se ha utilizado para hervir espinacas u otras verduras (una vez frío), ya que este caldo es rico en potasio. Utilizar demasiados fertilizantes orgánicos o inorgánicos puede producir fuego bacteriano (véase al final de esta página las plagas del peral).
En general, los perales toleran mejor los suelos arcillosos y el drenado escaso que otros tipos de frutales.
Riego del peral
Primer riego después de la plantación en terreno definitivo (5 – 10 litros por planta, según el tipo de suelo – evitar encharcamientos).
Se debe regar regularmente, para evitar la sequía del árbol. Sin embargo, hay estudios que demuestran que el estrés hídrico después de la floración puede producir frutos más pequeños, por lo que no se recomienda regar en exceso una vez el peral haya echado flores.
Propagación y cultivo del peral
Los árboles se reproducen normalmente mediante injertos. Generalmente se utilizan patrones de membrillo o de peral. Se debe mantener una distancia mínima de 3 metros entre árboles. Añadir un mantillo orgánico en el árbol después de la plantación. Más información: Multiplicar árboles frutales.
La reproducción por semilla no es habitual.
Plantación de los árboles frutales
Poda del peral
- El peral precisa de poda para desarrollar una estructura fuerte y para aumentar la producción de frutos. La primera poda consiste en despuntar el árbol joven a 80 cm. del suelo para favorecer el desarrollo de 2 ramas principales. Cuando ya haya desarrollado éstas, procederemos a podar los brotes de las ramas secundarias. Ver animación.
- Se realiza después de la cosecha durante los tres – cuatro años posteriores a la plantación.
- A partir del quinto año, solamente se podarán aquellas ramas que crezcan hacia dentro, ramitas demasiado juntas o dobles, ramas secas o enfermas. Más información.
Plagas y enfermedades del peral
- Fuego bacteriano (Erwinia amylovora): Es una de las principales enfermedades que puede atacar el peral, así como otros árboles frutales como el manzano. El fuego bacteriano es producido por las bacterias del género Erwinia. Produce la marchitación de las ramas, hojas y frutos, sin que lleguen a caer del árbol. Si no se erradica rápidamente, puede extenderse y llegar a causar graves daños en los cultivos. Existe legislación y métodos de actuación específicos para esta plaga, que en algunos casos ha llegado ha provocar importantes pérdidas económicas.
- Polilla o barreno de la pera (Cydia pomonella): Las larvas atacan la fruta, que consumen desde el interior. El mayor peligro sucede de enero a marzo, cuando se empiezan a formar los frutos y cuando es más propicia esta plaga.
- Mosca de la fruta
Más información sobre el valor nutricional de las peras.
29 febrero, 2024