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Abonado, fumigación y otras faenas de mantenimiento del olivo
¿Cómo se hace la poda del olivo?
Una vez establecido el árbol deberá realizarse una poda de formación para darle la forma que tendrá en el futuro. Todas las variedades requieren una poda más ligera o de producción que debe realizarse anualmente cuando llega el buen tiempo. La función de esta poda es múltiple.
- Conseguir que el ejemplar tenga una forma uniforme y equilibrada. Para ello eliminaremos aquellas ramas que sobresalgan del diseño general.
- Eliminar aquellas ramas que impiden acceder al interior del mismo, imposibilitando faenas de cultivo como la fumigación o la recogida de la aceituna. Se eliminarán aquellas ramas entrecruzadas que cierran la copa en el interior de la misma.
- Facilitar la entrada del sol, necesaria para el buen crecimiento de los frutos y para una floración abundante. En este caso, el material a eliminar es semejante al punto anterior.
- Revitalizar la planta, eliminando madera, de manera que la restante crezca con más vigor.
Con ejemplares viejos o que han tenido condiciones climatológicas adversas que han dejado los árboles en mal estado se lleva a cabo una poda total. Esta consiste en cortar el tronco por debajo para que rebrote y, a partir de los dos o tres brotes que presenten un mejor aspecto, conseguir un nuevo ejemplar.
Abonado
Abonar mediante abono granulado compuesto rico en nitrógeno, fósforo y potasio, una vez al año en invierno durante los meses de noviembre y marzo. Aunque la cantidad de abono dependa de muchos factores, una buena solución consiste en esparcir medio kilo por árbol durante el primer año de abono rico en nitrógeno, espolvoreando alrededor del tronco y por debajo de la copa.
En el segundo año ya podremos utilizar un kilo del fertilizante por árbol. Cuando los ejemplares son grandes, abonaremos con cantidades más grandes a voluntad combinando el nitrógeno con el fósforo y el potasio. En este caso, deberá espolvorearse fuera de la copa para evitar que la hierba crezca junto al tronco. Esto no puede aplicarse en los dos o tres años primeros puesto que las raíces son muy cortas para alcanzar el abono que queda a cierta distancia del tronco.
Si se dispone de estiércol, no vendrá nada mal un abonado con este elemento realizado cada dos años.
Otras faenas
Además de la poda, otras faenas más habituales que deben llevarse a cabo, previas a la recolección, son la fumigación y la labranza.
Es conveniente realizar una fumigación mensual a partir de la segunda mitad de julio, con un compuesto destinado a erradicar la mosca del olivo, que contenga también cobre y abono foliar. Es importante no dejar la fumigación con cobre después de realizar el aclarado en febrero o marzo. Estas fumigaciones tienen como objetivo eliminar la negrilla, el repilo y conservar las aceitunas del ataque de los gusanos.
La labranza se ha venido realizando unas tres veces al año. Deberá arrimarse lo máximo posible a los troncos, cambiando la dirección de la labranza, tanto transversal como horizontal o longitudinalmente. Debería hacerse de manera que el arado solamente removiera la parte superficial de la tierra, sin pasar de una profundidad superior a los 20 cm, para evitar que la lluvia arrastre los minerales, o que la labranza estropee las raíces superficiales. Aquellas hierbas que crezcan junto al tronco deberán eliminarse manualmente con la azada o pulverizando la hierba con herbicidas, alejándose del tronco. Entre las épocas que resulta conveniente la labranza son entre mayo y junio, para eliminar la gran profusión de hierbas primaverales y permitir que la tierra absorba el agua de las lluvias primaverales; en setiembre o octubre, después del periodo de lluvias, cuando la tierra se ha asentado y permite la labranza para que el terreno quede en condiciones adecuadas para la recogida; en enero o febrero después de recoger las aceitunas. Últimamente, la sustitución del arado por herbicidas ha permitido que la faena del arado se limite a una sola pasada anual, con el objetivo de minimizar la erosión del terreno y las perdidas de nutrientes, aunque, desde un punto de vista global, el uso masivo de herbicidas plantea problemas en las aguas del subsuelo y abre interrogantes respecto a la posible toxicidad por acumulación en organismos vivientes, entre ellos los consumidores humanos.
Además de estas dos faenas, hay que mencionar la que supone la preparación del terreno para que puedan recogerse las aceitunas. Esta faena suele realizarse en el mes de agosto o setiembre, antes que caigan los frutos, y consiste en pasar el rastrillo para eliminar las piedras y aplanar la tierra con un cilindro pesado, arrastrado por un tractor. Estos dos últimos trabajos permitirán colocar los toldos debajo del árbol para recoger las aceitunas que caen después de golpear las ramas con los rastrillos
El cultivo del olivo
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4 julio, 2022