Jardines de Italia

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El jardín clásico

Los Romanos heredaron la tradición paisajista de los griegos. Mientras los plebeyos se tenían que contentar con los jardines públicos, las personas más influyentes contaban con un jardín privado en el interior de sus lares.

Estos jardines, llamados «hortus», les proporcionaban alimentos y flores. Mucho más ostentosos fueron los jardines que rodeaban las grandes villas romanas donde los acaudalados patricios disfrutaban de un paisajismo exuberante en sus construcciones realizadas en terrazas y provistos de fuentes, estanques, galerías cubiertas y esculturas.

Este tipo de jardín servirá posteriormente de modelo para los jardines italianos renacentistas. Entre los que se han conservado hasta la actualidad destacan los jardines de la Villa Adriana en Tivoli, cerca de Roma.

El jardín italiano renacentista y barroco

El jardín Italiano debe su estilo al Renacimiento y supone una ruptura frente al jardín de la Edad Media. Los jardines de la Edad Media fueron jardines de dimensiones modestas que se podían encontrar dentro de los monasterios o castillos. Su acceso al público en general era difícil pues estaban encerrados por grandes muros.

Eran jardines que respondían a una doble finalidad: disfrute estético y utilidad práctica. En estos jardines se producían tanto las flores que admiraban los monjes o los nobles como se cultivaban las hortalizas, verduras y frutas destinadas al consumo. Igualmente era habitual una sección de plantas medicinales, donde se recogían las medicinas naturales de la botica medieval.

El Renacimiento surge en contraposición al jardín medieval. Es durante esta época cuando en Italia se levantan las grandes villas y palacios con un estilo arquitectónico que imita las antiguas construcciones romanas. Alrededor de estas construcciones se erigen grandes jardines que intentan armonizar con las mismas.

De esta manera nace en el siglo XV el » jardín a la Italiana». Se trata de un tipo de paisajismo perfectamente diseñado en donde la geometría y el orden predomina por encima de todo. Se diseñan grandes avenidas que constituyen los paseos principales y que comunican con otras más estrechas formando un entramado geométrico clásico. Son muy comunes los parterres, las escaleras que unen las diferentes terrazas, las esculturas o las numerosas fuentes. El boj y el mirto son los arbustos principales que, una vez recortados, forman los setos que dividen los diferentes espacios. Hileras de cipreses bordean habitualmente las grandes avenidas.

De esta manera, durante los siglos XV y XVI, los jardines italianos sirven de inspiración a numerosos jardines que aparecen en toda Europa. En la misma Italia destacan, por ejemplo, los jardines de Boboli en Florencia, los jardines de las villas de Palmieri o La Pietra en la misma ciudad, los de las villas romanas de Medici o la Villa Farnese de Caprarola

En el siglo XVII el estilo italiano se vuelve más recargado por influencia del periodo Barroco. Al diseño de líneas rectas del periodo anterior se añaden líneas más onduladas y el conjunto de fuentes, cascadas o esculturas se hace mayor. Son ejemplos de este tipo la famosa Villa Giovio en Como o los jardines del palacio de Borromeo de Isola Bella, una de las islas borromeas del Lago Mayor.

El jardín francés

En el siglo XVIII el jardín de estilo francés se impone sobre el modelo italiano. El jardín francés fue introducido por le Notre (1613- 1700), el jardinero del rey Luis XIV. Tiene su máxima expresión en los jardines de Versalles, Chantilly o Vaux le Vicomte. Este jardín parte del modelo de Jardín renacentista italiano al cual imita en líneas generales.

La principal diferencia es que se hace más abierto permitiendo una mayor visión de todo el conjunto. Los parterres se amplían, los setos se recortan perfectamente y se adelgazan y las fuentes monumentales, las estatuas o los estanques juegan un papel muy importante.

En conjunto se trata de un tipo de paisajismo con una estructura muy cuidada donde diferentes simetrías aparecen perfectamente organizadas alrededor de un punto central. Lo fundamental en este tipo de jardín es que ofrezcan una visión total cuando sean contempladas desde el palacio o las terrazas del mismo.

De esta manera este tipo de jardín fue ampliamente imitado en todo el mundo hasta la aparición en el siglo XIX del jardín de diseño ingles. En Italia son ejemplos claros los jardines del Vaticano o del Quirinal, diseñados por el propio le Notre.

Ejemplos de otros jardines de este tipo en otros lugares del mundo son los jardines de los Palacios de la Granja y Aranjuez en España, los jardines del palacio de Salzburgo en Austria, los jardines del palacio de Palacio de Augustusburg en Alemania, los palacios de Kensington y St James en Inglaterra, el palacio ruso de Peterhof cerca de San Petersburgo en donde se mezclan este estilo con con posterior estilo romántico inglés.

En Austria destacan los jardines del Palacio de Schönbrunn en Viena, llamado popularmente el Versalles vienés o los jardines de Mirabell en Salzburgo

El jardín romántico

Jardín romantico del palacio Branicki en Bialystok (Polonia)
Jardín romántico del palacio Branicki en Bialystok (Polonia)

La importancia del jardín inglés decae al final del siglo XVIII con la aparición del llamado jardín de estilo inglés o jardín romántico. Es un jardín que nace fruto de la nueva corriente del Romanticismo. Frente a la rigidez y estructuración del Renacentismo o neoclasicismo, el Romanticismo aboga por una mayor inspiración en la naturaleza, la importancia de lo popular o lo exótico. El romanticismo reniega de los clásicos y vuelve su vista hacia la Edad Media.

Esta nueva visión de la realidad tiene su influencia en el paisajismo y queda reflejada en el jardín romántico. Este jardín pretende imitar los paisajes naturales.

El juego de simetrías de los periodos anteriores deja paso a un estudiado descuido que crea la apariencia de una naturaleza aparentemente anárquica. Los parterres son eliminados. En su lugar, se crean espacios abiertos semejantes a praderas que sustituyen las largas avenidas de los modelos italianos o franceses anteriores.

Los caminos, anteriormente rectilíneos, son transformados en senderos tortuosos y las amplias praderas se motean al azar con árboles o arbustos. Todavía se mantienen amplios parterres, pero estos dejan de estar delimitados por setos y se funden con el resto de la vegetación. Se crean lagos artificiales y riachuelos que otorgan a los nuevos jardines un aspecto silvestre.

La admiración por lo medieval se manifiesta en la introducción de elementos de este periodo como aparentes castillos o creación de falsas ruinas dentro del jardín.

Pueden aparecer también templos clásicos o elementos orientales que le dan su toque exótico como puentes o templetes orientales, toques de vegetación de estilo japonés o asiático con arces, bambús, puentes y riachuelos u otros detalles de oriente.

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Este artículo ha sido avalado por Julián Masats - Ingeniero técnico agrícola especializado en hortofructicultura y jardinería.
Editorial
Escrito por Editorial Equipo de Botanical-online encargado de la redacción de contenidos

17 agosto, 2024

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