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¿Qué adaptaciones presenta la encina?
Adaptaciones de la encina al calor del verano
La encina es un árbol que presenta hojas perennes características del bosque esclerófilo mediterráneo. La superficie de la hoja es pequeña y se encuentra cubierta de productos céreos que hacen que tenga una cutícula foliar con textura endurecida, lo que se llama hoja esclerófila. Estas capas endurecidas, formadas por el gran desarrollo del tejido esclerinquimático, muy rico en lignina, disminuyen la evaporación de agua. De igual manera, los estomas, situados en el envés de la hoja y adecuadamente protegidos por una masa de pelos blanquecinos permite una menor pérdida de agua.
Tenemos que tener en cuenta que el árbol cierra los estomas de la hoja cuando los recursos hídricos son pobres. Así pues la encina consigue disponer de una hojas que prácticamente no son funcionales en condiciones desfavorables. Se ha comprobado que, al llegar el verano, las encinas realizan la mayor parte de la fotosíntesis durante las primeras horas de la mañana y las últimas horas de la tarde cuando el sol no aprieta demasiado. Posteriormente, en el momento de mayor calor, cierran los estomas y apenas se produce actividad fotosintética.
A diferencia de las hojas de las especies de caducifolios, como el haya o el castaño, las hojas no se disponen en posición horizontal para captar más luz solar sino que muchas de ellas estas situadas oblicuamente a la dirección de la luz para recibir menos radiación solar.
Estas características de tamaño, de forma, de composición y de distribución responden a una doble función: proteger al árbol de la deshidratación en verano cuando en el bosque mediterráneo hace mucho calor y el agua es poco abundante y proteger a la hoja de los fríos del invierno.
¿Cómo pueden resistir las encinas los fuertes fríos hibernales?
La encina es un árbol de hoja perenne. Aunque no deja caer las hojas al llegar el otoño, consigue la misma finalidad que realiza un haya o en un castaño que no presenta hojas durante todo el invierno. La encina, aunque presente hojas durante el invierno, permanece inactiva durante esta estación consiguiendo resistir los fuertes fríos hibernales Para ello, a medida que avanza el otoño, va cesando su actividad, permaneciendo prácticamente inactiva a partir de los 0ºC. Esta inactividad, junto con la presencia de las capas céreas y otras substancias de su organismo, le permiten resistir temperaturas muy por debajo de los 0ºC. La subespecie Quercus ilex L. subsp. rotundifolia = Quercus ilex L. subsp. ballota, conocida como carrasca, que habita en zonas interiores, puede resistir indemne hasta -25 ºC.
¿Qué ventajas tiene la encina con sus hojas perennes con respecto al haya de hojas caducas?
La ventaja principal es una mayor economía de nutrientes. El haya necesita renovar todo su follaje cada año. Construir todo el follaje de un árbol, como el de una encina, representaría un esfuerzo demasiado grande para un árbol que no dispone de tantos recursos a su alcance para conseguirlo, fundamentalmente de suficiente agua. Una encina puede aprovechar los momentos favorables de un clima mediterráneo tan variable sin arriesgar tanto a cambio como lo hace un haya en un clima mucho más predecible, sobre todo en cuanto a disponibilidad de agua.
Estas son las razones por las cuales las plantas de climas mediterráneos esclerófilos, como la encina, suelen tener las hojas pequeñas y perennes, mientras en climas más húmedos y fríos suelen ser más grandes y caducas. Las hojas pequeñas y perennes son la adaptación a un clima con fuertes radiaciones solares, para economizar agua y para no tener que sufrir tanto a la hora de renovar las hojas al llegar la primavera. (Más información sobre adaptaciones de las hojas).
*Información relacionada: Características de la encina
Más información sobre la encina.
1 diciembre, 2021