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Como evolucionaron los roedores
Primeros roedores del mundo
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Los roedores existen desde mucho antes que el hombre poblase la Tierra. Los primeros roedores del norte de África datan de hace unos 50 millones de años. En cambio, el antepasado más antiguo del hombre actual, Homo habilis, data de hace unos 1’8 millones de años
Los roedores florecieron en el África prehistórica y ocuparon hábitats tan variados como selvas o desiertos, lo que supuso para los animales carnívoros una fuente abundante y estable de alimento.
El estudio paleontológico de los roedores aporta información importante sobre la ecología local y sobre los cambios medioambientales a través del tiempo. Incluso su estudio paleontológico proporciona información útil sobre la evolución humana.
Los roedores fueron el único grupo de mamíferos no marsupiales terrestres o euterios que llegaron al continente australiano antes de la expansión del ser humano. Esta colonización tuvo lugar en diversas oleadas entre hace 10 y 5 millones de años. En la actualidad, existen diversos géneros de roedores propios de Australia, como la rata de agua australiana (Hydromys chrysogaster).
En Sudamérica, llegaron hace unos 30 millones de años unos roedores clasificados actualmente como caviomorfos.
Colonización de Sudamérica por los roedores
Algunos roedores hicieron la función de los artiodáctilos en América del Sur |
Durante el Oligoceno, hace más de 30 millones de años, los roedores emprendieron un largo viaje colonizador probablemente cruzando el Océano Atlántico, entonces mucho más estrecho, desde África. De este modo, roedores transportados por troncos u otros desechos flotantes llegaron hasta un paraíso aislado del resto de continentes, el continente sudamericano, para dar lugar a increíbles y especializados roedores gigantes.
En Sudamérica, los roedores recién llegados encontraron un gran número de nichos ecológicos que no estaban suficientemente explotados por los primitivos mamíferos que poblaban este continente aislado.
Los roedores se adaptaron rápidamente a las fabulosas oportunidades que les brindaban los diferentes medios libres de la competencia de los herbívoros mejor adaptados. No existían serios competidores para los roedores porque los équidos en Sudamérica hacía tiempo que se habían extinguido. Los tapíridos (tapires) y cerdos salvajes (suidos) todavía no habían colonizado este continente (faltaba que se formara el istmo de Panamá) y los bóvidos nunca llegarían a invadir el continente sudamericano. Y los primitivos mamíferos sudamericanos (zarigüeyas, ferungulados, paleodontos) no eran problema alguno para la expansión de los recién llegados.
En aquellos tiempos, en Sudamérica, había pocos grupos de mamíferos de manera que los roedores pudieron ocupar un nicho ecológico nada típico de este tipo de mamíferos. Algunas especies de roedores herbívoros se convirtieron en el equivalente ecológico de los artiodáctilos.
Evolución de los roedores sudamericanos
Aprovechando las afortunadas circunstancias, los roedores proliferaron enormemente y dieron lugar a un gran número de formas muy diferenciadas pero con muchos aspectos en común. Los roedores que habitan las selvas, por ejemplo, hábitats sometidos a inundaciones periódicas, desarrollaron adaptaciones a la vida en el agua, como membranas interdigitales o glándulas sebáceas para engrasar el pelaje. Algunos grupos de roedores adaptados a la vida arborícola desarrollaron colas prensiles para poder sujetarse mejor a las ramas de los árboles.
La falta de depredadores y la abundancia de alimento posibilitaron el crecimiento de los roedores sudamericanos, tanto terrestres como anfibios, para dar lugar a formas gigantes. Existieron roedores del tamaño de un hipopótamo, como Phoberomys pattersoni. Todavía en la actualidad, el roedor más grande pertenece a este grupo, el de los caviomorfos, y se trata del capibara.
Sin embargo, cuando los grandes carnívoros llegaron a Sudamérica, muchos de estos roedores gigantes se extinguieron, como los pertenecientes a la familia de los Heptaxodóntidos, roedores del tamaño de un oso algunos de ellos. Sin embargo, el quemi (Quemisia gravis), un roedor de la misma familia con un peso de unos 15 kg, vivía aún cuando los españoles llegaron a América según testimonia Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés y habitaba en Haití y la República Dominicana. Actualmente, de todos estos gigantes roedores, solamente sobreviven la pacarana (Dinomys branickii) o el capibara (Hydrochoerus hydrochaeris). La pacarana mide hasta 1 m de longitud y tiene un peso de entre 12 y 14 kg. Se encuentra en peligro de extinción.
Los roedores arborícolas, en cambio, no experimentaron grandes crecimientos porque ello les dificultaría la vida en las ramas de los árboles.
Todas las formas de vida que un herbívoro de pequeño tamaño puede adoptar han sido desarrollados por los roedores en Sudamérica. Ello puede ser explicado en gran medida por la falta de bóvidos y de antílopes, todos ellos animales muy adaptables y exitosos en otras partes del planeta. Los capibaras y pacas, por ejemplo, tienen unos movimientos que recuerdan a los antílopes africanos de espesura, como los duikers.
Los roedores de la familia de los Cricétidos (los hámsteres pertenecen a esta familia) llegaron a Sudamérica hace sólo 3 millones de años (a través del istmo de Panamá) pero en relativamente poco tiempo se diversificaron hasta formar los cerca de 50 géneros actuales exclusivos de Sudamérica y ocupar todos los nichos disponibles. La familia de los cricétidos está formada en total por 112 genéros y 558 especies.
Los roedores sudamericanos más grandes viven actualmente en el interior de las selvas, concretamente en las riberas de los cursos fluviales. En la espesura, siempre sobreviven mejor animales primitivos porque el acoso de los depredadores resulta menos intenso y, en las proximidades del agua, los roedores anfibios tienen grandes posibilidades de defenderse de sus enemigos. En las orillas de los ríos, crecen en mayor grado plantas más nutritivas que en el interior de las espesas selvas.
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31 mayo, 2021