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Roedores de Sudamérica
Roedores anfibios
El capibara (Hydrochoerus hydrochaeris), el coipú (o falsa nutria) (Myocastor coypus) y la paca (Cuniculus paca) son grandes roedores herbívoros que sacan el máximo provecho de los ambientes acuáticos en los cursos fluviales del interior de las selvas.
El capibara y la paca se sirven del agua para defenderse de los depredadores, más que como fuente de alimento. Por ello el coipú presenta más modificaciones anatómicas, es decir, más adaptaciones a la vida acuática, mientras que el capibara o la paca se adentran más en tierra firme que el coipú para alimentarse.
El roedor sudamericano más grande es el capibara, o también llamado carpincho. También el capibara es el roedor de mayor tamaño que existe, pues llega a medir hasta 1’3 m de longitud y tiene un peso de 50 kg.
El coipú es mucho más pequeño que el capibara, pesa unos 8 kg y tiene una longitud de entre 30 y 40 cm. La constitución física de este roedor es distinta a la del gigante capibara. El coipú tiene una larga cola que recuerda a la de las nutrias. Los primeros españoles que vieron este roedor le llamaron nutria. El coipú es criado en granjas peleteras con el nombre de nutria.
* Más información: Capibara / Coipú
La paca (Cuniculus paca) es un roedor de un tamaño parecido al coipú pero es de hábitos más terrestres que éste. La paca pesa hasta 10 kg y mide unos 80 cm de longitud. A diferencia del coipú, la cola de la paca es muy pequeña, mide sólo 2 cm de longitud. Pertenece a la familia de los Dasipróctidos.
Otras 7 especies de roedores de esta familia son los agutíes. Son animales menos acuáticos que los roedores anteriores porque se les encuentra también en las zonas secas. Los agutíes son bastantes más pequeños que el resto de roedores sudamericanos, tienen un tamaño de entre un conejo y una liebre.
Roedores de los desiertos
En los ambientes desérticos de Chile y Perú, encontramos a los degús. Estos roedores tienen un aspecto parecido vagamente a las chinchillas, pero su cola recuerda más a las ratas que a la de las chinchillas, pues es muy larga y fina. El degú (Octogon degus) mide entre 13 y 20 cm de longitud. Pese a vivir en ambientes muy áridos, se encuentran en un número relativamente elevado. Como los tuco-tucos, el degú también es un animal excavador, pero su forma corporal no se ha visto modificado para desarrollar funciones excavadoras. Como las lagartijas o los geckos, si se sujeta a un degú por la cola, pueden perder la piel de la cola para burlar a su enemigo.
El curuco (Spalacopus cyaneus) pertenece a la misma familia que el degú, la de los Octodóntidos, y también es de hábitos subterráneos. A diferencia del degú, el curuco tiene el cuerpo más transformado para poder excavar la tierra. Tiene, como los tuco-tucos, fuertes garras y también almacena alimentos bajo tierra. Construye galerías subterráneas de gran longitud dispuestas horizontalmente.
Roedores con espinas
Los ratones espinosos, roedores pertenecientes a la familia Equimiidos, tienen un tamaño muy variable, pues las especies más pequeñas miden unos 8 cm de longitud y las más grandes miden hasta 50 cm de largo. Todos ellos poseen una larga cola que en ocasiones supera hasta la longitud del cuerpo del animal. Los ratones espinosos se parecen físicamente a los ratones domésticos, tienen un hocico alargado y unos grandes ojos y orejas. Los ratones espinosos reciben dicho nombre porque poseen una gran cantidad de pelos transformados en púas o espinas como si de erizos se tratasen. Pero a diferencia de los erizos, las púas de los ratones espinosos quedan ocultas entre el pelaje del animal y únicamente son visibles cuando son erizadas mediante poderosos músculos dérmicos. Las púas de los ratones espinosos se desprenden con facilidad y quedan clavadas profundamente. Por si fuera poco, las púas de las ratones espinosos tienen un pequeño arpón en la punta que, cuando se pudre, causa doloras y graves infecciones. A pesar de todo, los ratones espinosos, junto con los agutíes, constituyen la alimentación básica de los animales carnívoros más grandes de las selva.
Se entiende como evolución convergente al fenómeno por el cual organismos alejados evolutivamente tienden a desarrollar en su evolución características comunes bajo presiones ambientales equivalentes. El tamaño de los puercoespines sudamericanos es muy variables, pueden medir entre 30 y 80 cm según las especies. Su cola mide aproximadamente la mitad de su longitud corporal. Como ejemplo de puercoespín sudamericano, tenemos el coendú (Coendou prehensilis), un pequeño puercoespín arborícola del tamaño de un gato.
Roedores de los Andes
En los Andes, podríamos llegar a ver a la popular chinchilla (Chinchilla laniger) y otras especies de roedores pertenecientes a los géneros Phyllotis y Akodon. En la actualidad, la chinchilla se encuentra prácticamente extinta en su medio natural, y las pocas chinchillas que sobreviven en estado salvaje se hallan confinadas a las más altas cumbres de los Andes. En el pasado, estos roedores vivían hasta el nivel del mar. La chinchilla mide unos 25 cm de longitud y pesa entre 500 y 700 g. La chinchilla es de hábitos nocturnos y pasa el día en el interior de una galería o entre las rocas. Al amanecer y al atardecer, le gusta calentarse al sol.
Roedores de la Patagonia
En el extremo sur del continente sudamericano, vive la mara o liebre de Patagonia (Dolichotis patagona). Pese a su gran parecido con las liebres y su nombre popular, la mara es un roedor y no un lagomorfo (las liebres y conejos son lagomorfos) emparentado con las cobayas. La mara o liebre patagónica tiene una longitud de entre 70 y 75 cm y pesa unos 16 kg. Sus patas son muy largas, especialmente las traseras, como adaptación a la carrera y al salto. Una mara puede hacer saltos de 2 m de longitud. Las uñas de las patas traseras tienen una forma parecida a las pezuñas de los ungulados para poder correr a gran velocidad y sólo conservan 3 dedos en los pies. Sin embargo, este curioso roedor tiene garras en las patas delanteras para excavar en el suelo. Las maras son animales terrestres que viven en terrenos secos cubiertos de vegetación formada por hierbas y arbustos.
En las mismas zonas que viven las maras, podemos encontrar otros roedores llamados tuco-tucos, pertenecientes a la familia Ctenómidos. Los tuco-tucos tienen un aspecto externo muy parecido a los roedores de la familia Geómidos, animales exclusivos de Norteamérica, pero, en realidad, están emparentados con otra familia de roedores sudamericanos, los Octodóntidos, formada por degús y curucos. Estos roedores son de pequeño tamaño y miden sólo entre 17 y 25 cm de longitud y tienen un peso de entre 200 y 700 g. Los tuco-tucos están adaptados para excavar, pues tienen manos y pies provistas de fuertes garras. Los tuco-tucos excavan madrigueras formadas por un sinuoso corredor principal ramificado por cortos túneles ciegos. Los tucto-tucos son beneficiosos para la ecología del hábitat donde viven, pues airean el suelo cuando excavan y lo abandonan, cuando se olvidan donde están almacenados los alimentos en el suelo y terminan por descomponerse.
Roedores emparentados con las chinchillas
Las vizcachas son parientes cercanos de las chinchillas, ambos mamíferos pertenecen a la familia de los Chinchíllidos. Existen vizcachas de llanura y de montaña. A diferencia de las chinchillas, las vizcachas de montaña son diurnas y nunca excavan galerías sino que viven entre las rocas. El enemigo principal de las vizcachas de montañas es el zorro andino.
Los agutíes son bastantes más pequeños que el resto de roedores sudamericanos, tienen un tamaño de entre un conejo y una liebre.
Más información sobre los roedores.
12 agosto, 2024