Contenidos
- 1 ¿Qué adaptaciones tiene el lobo?
- 1.1 ¿Por qué el lobo es un animal tan fuerte?
- 1.2 Adaptaciones del lobo relacionadas con sus sentidos
- 1.3 Estructura corporal del lobo
- 1.4 Apariencia del lobo
- 1.5 Adaptaciones del lobo relacionadas con el sistema digestivo
- 1.6 Adaptaciones del lobo relacionadas con su comportamiento
- 1.7 Adaptaciones del lobo relacionadas con su alimentación
¿Qué adaptaciones tiene el lobo?
¿Por qué el lobo es un animal tan fuerte?
En el lobo hay reunidas todas las especialidades de las razas de perros o productos artificiales del lobo seleccionados por el hombre durante la domesticación, es decir, la velocidad del lebrel, la fuerza del mastín o el olfato del sabueso.
Dibujo de lobo
Adaptaciones del lobo relacionadas con sus sentidos
De su anatomía se desprende que el lobo es un animal fuerte, veloz, resistente e inteligente.
La observación de la cabeza del lobo pone de manifiesto la agudeza de sus sentidos, como es su mirada, muy profunda. La cabeza del lobo es más ancha y redondeada que la del perro, por el gran desarrollo de los músculos maseteros diseñados para la masticación, así como por su túpido pelaje. Las orejas del lobo son más cortas y rígidas que las del pastor alemán. Los ojos se encuentran muy frontalizados para permitir una buena visión en tres dimensiones.
De hecho, este noble cazador tiene una vista extraordinaria, con buena percepción de la distancia y el relieve, un oído finísimo, con gran facilidad para localizar el origen de los sonidos y un olfato preparado tanto para seguir un rastro sobre el suelo como para recogerlo en la brisa.
Estructura corporal del lobo
El cuerpo del lobo refleja una mezcla de fuerza, velocidad y resistencia. Las patas son nervudas y más cortas que las de los lebreles pero más largas que las de los pastores alemanes. Sus patas de longitud media, le permiten al lobo alcanzar velocidades de unos 70 km/h durante cortos trayectos y de recorrer enormes distancias, manteniendo una velocidad constante de unos 8 km/h. Este carnívoro, que sobrepasa en tamaño a todos los demás cánidos, puede dar saltos de hasta 5 metros. El pie del lobo es más compacto y con la palma más abultada que el de cualquier perro y sus uñas también son más fuertes para no hundirse en la nieve y poder cavar con facilidad en el suelo.
El pecho del lobo es muy profundo, incluso más que el de un gran lebrel para poder correr grandes distancias sin agotarse. El pecho de este gran cánido es estrecho y tiene forma de quilla, lo que le permite que sus patas anteriores se muevan con rapidez en la misma línea que las patas posteriores.
La región del lomo, fuerte, redondeada y ligeramente incurvada, proporciona un gran apoyo a las patas posteriores durante la carrera.
La constitución del lobo pone de manifiesto su gran capacidad para la caza. Pese al gran vigor del cuello, el lobo tiene una gran movilidad en esta región, lo que le confiere una de sus principales armas para la caza. El lobo, cuando captura a una presa con sus poderosas mandíbulas, rasga y rompe la piel y las venas de la víctima y le permite desnucarla gracias al poderoso tirón de su musculatura cervical.
Apariencia del lobo
El pelaje del lobo muestra una gran diversidad de colores en función de los ambientes donde vive que depende de la subespecie de lobo a la que pertenece. Esta diversidad de colores permite al lobo camuflarse con el medio en el que vive para que sus presas no lo puedan descubrir con facilidad.
Un ejemplo de ello sería el pelaje de color blanco del lobo ártico, que es de color totalmente blanco en invierno para que se confunda perfectamente con el hielo y la nieve de las regiones árticas gracias al mimetismo.
Adaptaciones del lobo relacionadas con el sistema digestivo
Como casi todos los demás cánidos, el lobo tiene 42 dientes, especializados para comer carne. Los caninos son largos y potentes, aptos para sujetar las presas y rasgar la carne. Los premolares son agudos y sus desarrolladas muelas carniceras tienen una función cortante. Los demás molares del lobo conservan su función trituradora. En cambio, los incisivos son relativamente anchos y no están especializados.
Todo el aparato digestivo del lobo está adaptado para procesar alimentos de origen animal. El sistema digestivo de los carnívoros es mucho sencillo que el de los herbívoros porque no necesitan digerir la celulosa. Por el mismo motivo, el ciego de los carnívoros (parte del intestino grueso situada entre el íleon y el colon ascendente) está reducido, porque no es muy necesario comparado con los herbívoros.
Adaptaciones del lobo relacionadas con su comportamiento
El comportamiento social y comunitario del lobo es la base del éxito de esta especie. El lobo es uno de los mamíferos más sociables que existen. Los miembros de la manada alimentan a las hembras lactantes y a sus crías y, en ocasiones, a los adultos que han quedado incapacitados para la caza.
Su sistema cooperativo le permite al lobo prosperar en los paisajes abiertos, ya que el cooperativismo implica ahorro de energía, algo vital para este tipo de ambientes.
* Información relacionada: Etología animal
Adaptaciones del lobo relacionadas con su alimentación
El lobo es un animal oportunista que, cuando abunda un determinado tipo de presas, puede vivir exclusivamente a sus expensas, ya sea roedores, conejos o carroñas. Cuando no se le presentan otras oportunidades, aquellos individuos que viven en ciertas zonas del norte se especializan en presas tan corpulentas como los alces o los bueyes almizcleros.
El lobo puede cazar a muchos tipos de animales, desde pequeños roedores hasta ungulados de gran tamaño. Posiblemente, la gran adaptabilidad del lobo que le ha permitido colonizar una gran variedad de hábitats se debe a su gran falta de especialización. El lobo no desprecia ciertos frutos, como uvas, moras y otras bayas o higos.
En los bosques caducifolios y taigas, el lobo sobrevive de la caza de cérvidos salvajes. En las montañas, da caza a cabras salvajes y rebecos. Incluso en los límites de la banquisa ártica, el lobo ártico o lobo blanco da caza a los lemmings y otros roedores y ataca a los bueyes almizcleros. Cuando no encuentra presas, el lobo ártico se contenta con los restos que deja el oso polar o con los cadáveres de mamíferos marinos arrojados a las playas por la marea.
Ello se debe a que, aunque no es un carroñero estricto, este gran cánido puede comer carroña ocasionalmente.
El lobo come mucho cuando puede, pero es muy frugal en las malas temporadas.
* Información relacionada: Adaptaciones de los animales
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22 julio, 2021