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¿Por qué la fauna salvaje elige las ciudades para vivir?
¿Cómo han llegado los animales salvajes a las ciudades?
A los animales urbanitas de antaño, llamados «sinantrópicos«,
por los biólogos, como roedores, palomas, golondrinas, murciélagos, salamanquesas, cucarachas, termitas u hormigas, se unen nuevos huéspedes atraídos por los desperdicios y el buen clima que hay en las urbes.
Igual como sucedió hace siglos con las personas que iniciaron una imparable huida de los campos hacia las ciudades, en la actualidad, también encontramos numerosos casos de animales que dan la espalda a los bosques y praderas para buscar suerte en el asfalto y hormigón de las ciudades.
De este modo, para algunos animales salvajes la ciudad viene a ser una especie de Arca de Noé, como un oasis de esperanza. Hoy en día, en los casi estériles enclaves ciudadanos con sus hileras de árboles idénticos y alineados al modo militar, ya casi podemos ver un mayor número de animales salvajes que en los campos domesticados donde desaparecen poco a poco los últimos vestigios de naturaleza libre.
La migración de animales salvajes de los espacios naturales a las ciudades se puede explicar en muchos casos por la deforestación de los hábitats naturales de origen de esos animales ahora urbanos. La deforestación supone que los animales se queden sin refugio y sin alimento. Se ha observado recientemente la llegada en los centros urbanos con grandes índices de deforestación de la mata atlántica (un tipo de bosque que se encuentra en el Brasil, Paraguay y Argentina) en el Brasil de animales hambrientos que van a alimentarse en los jardines de las casas con árboles frutales. Estas especies corresponden a aves muy raras que se encontraban antes sólo en bosques bien preservados. Siempre ha habido animales salvajes en las ciudades, ero su número aumento mucho cuando éstas crecieron incesantemente y desbordaron sus viejas murallas quedando abiertas ante el campo.
Además, en estos hábitats artificiales, hay una gran abundancia de comida debido a la actividad humana que la fauna urbana saben aprovechar muy bien. También hay abundancia de refugios y nichos ecológicos, como tejados, cloacas, jardines, lagos, fuentes, cementerios, torres de iglesias, etc. A ello se le suma que las ciudades ofrecen unas condiciones climáticas más buenas que el campo, especialmente en cuanto a la temperatura, puesto que la temperatura en estos ambientes es 3 ó 4 ºC más alta respecta y en las ciudades la primavera va adelantada.
Abandono de mascotas
En Brasil, el rigor de la
nueva «Lei de Crimes Ambientais» (Ley de Delitos Ambientales) en vigor que ha ampliado la pena por la tenencia ilegal de animales salvajes autóctonos del Brasil ha provocado un gran aumento en el número de dueños temerosos de ser penados, lo que ha supuesto un incremento en el abandono de animales, muchas veces hecho en la propia ciudad o en sus alrededores.
Este es el caso de las iguanas que son liberadas por sus antiguos dueños en los parques y jardines de las ciudades. En las instalaciones del zoológico de São Paulo, los biológicos han observado la presencia de tortugas de patas rojas (Geochelone carbonaria) que no pertenecían a la institución. Han sido sorprendidos por los propios visitantes personas que traían los animales en bolsas según afirma el biólogo de la sección de reptiles del zoológico, Luiz Antônio Bezerrapara.
Plagas de animales urbanos
Es habitual que, en las ciudades, se produzca una multiplicación excesiva de ciertas especies animales que se convierten en plaga, como es el caso de la paloma, de la gaviota, del ratón, de la rata, de las cucarachas o de las hormigas, por ejemplo.
Ello se debe a que se produce una alteración en el equilibrio natural de las especies porque no hay depredadores naturales en las ciudades y porque hay mucho alimento (en forma de basura y desperdicios) en estos ambientes.
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3 abril, 2024