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Adaptaciones defensivas del conejo
El conejo tiene numerosas adaptaciones defensivas para evitar la depredación
El conejo es un animal herbívoro que se ve acechado por una gran variedad de enemigos naturales, como el zorro, las aves de presa o los mismos gatos domésticos asilvestrados.
Para defenderse de todos estos depredadores este mamífero presenta una serie de adaptaciones defensivas, entre las que destacan aquellas relacionadas con el comportamiento, para hacerse invisible a sus perseguidores, y su órganos de los sentidos, para detectarlos antes que ellos.
Pero también es muy importante en el conejo la velocidad, que le permite esquivar un depredador afamado.
Modo de vida del conejo
Durante el día, este mamífero prefiere ocultarse entre la vegetación para protegerse de sus muchos depredadores que le acechan continuamente. Sin embargo, ni así consigue escapar de todos ellos, pues la actividad nocturna del conejo coincide con uno de sus principales enemigos, el búho real. Y los animales diurnos están provistos de adaptaciones para descubrirlo.
El conejo también prefiere un mosaico de densa vegetación, donde refugiarse, intercalada con vegetación abierta, para alimentarse.
Este mamífero herbívoro vive en grupo para gozar de mayor protección. Cada uno de los miembros del grupo defiende la zona central de su territorio contra los enemigos. Los individuos dominantes viven en la zona central, mientras que los individuos sumisos tienen su territorio en la zona periférica, de modo que están menos protegidos contra los depredadores.
Velocidad del conejo
La carrera es el mejor mecanismo defensivo del conejo. El conejo utiliza la velocidad para escapar de sus enemigos. Un conejo llega a correr hasta los 70 km/h de velocidad punta. Unido a su velocidad está su gran agilidad, que le permite reaccionar rápidamente ante cualquier peligro.
Otra particularidad de este mamífero herbívoro es su capacidad para dar grandes saltos, de hasta 50 cm de altura. En la carrera, el conejo puede efectuar giros y saltos para burlar a su enemigo en persecución. Por ello, el zorro, su principal enemigo, aunque corre a la misma velocidad que la velocidad máxima del conejo, no siempre es capaz de alcanzarlo, porque este carnívoro no tiene la misma habilidad que su presa para zigzaguear y saltar.
Ahora bien, el conejo pasa la mayor parte de su vida en territorios delimitados y de poca extensión y no necesita desarrollar una gran resistencia en la carrera como su prima la liebre, animal nómada que no defiende ningún territorio. Ello se percibe en la forma de correr de ambos animales. Mientras que la liebre está preparada para la carrera a larga distancia, el conejo tiene mayor velocidad de arrancada.
El conejo se mueve dando saltos, utilizando para ello las largas y fuertes patas posteriores, que están más desarrolladas que las extremidades anteriores. Para impedir que sus dedos se puedan lesionar durante los saltos, este animal tiene pelos duros en los pies que amortiguan la caída a modo de falsas almohadillas.
Sentidos del conejo
Antes de disponerse a correr, el conejo está provisto de un oído muy fino, con el que detecta a sus depredadores y evita así ser sorprendido. Los grandes pabellones auriculares del conejo u orejas son unas auténticas pantallas de radar, dotados de gran movilidad para dirigirse hacia la fuente de cualquier sonido del entorno.
En cambio, el conejo no tiene una gran agudeza visual y, de hecho, utiliza muy poco el sentido de la vista. Ello se debe a que de actividad esencialmente nocturna, se vale mucho mas del olfato y del oído que de su vista para para percibir el entorno.
A pesar de ello, el conejo tiene una visión de 360º, que le permite detectar la aproximación de cualquier depredador, pudiendo ver todo lo que le rodea. Este mamífero sólo tiene un ángulo muerto de una decena de centímetros delante de la nariz. Ello es posible por que los ojos de los conejos se sitúan a ambos lados de la cara y están desplazados lateralmente, lo que le permite tener una buena visión periférica.
Claro está que el conejo tiene una buena visión nocturna, como adaptación a su modo de vida crepuscular y nocturna, aunque no su retina no tiene la estructura de «tapetum lucidum» para mejorar la visión nocturna de los animales carnívoros, como el perro o el gato. El mecanismo por el que el conejo ve bien por la noche es por la mayor presencia de bastones, las células fotorreceptoras que se encargan de la visión nocturna.
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9 septiembre, 2023