Contenidos
- 1 Leche en enfermedades intestinales y autoinmunes
- 1.1 ¿Se recomienda la leche cuando hay enfermedades intestinales?
- 1.2 ¿Cómo se relaciona el quitar los lácteos con la mejora de ciertas enfermedades?
- 1.3 El mayor problema de los lácteos no es la lactosa, ni la grasa: parece ser la homogeneización
- 1.4 ¿Qué problema presenta la leche o lácteos homogeneizados?
- 1.5 ¿Se deben retirar los lácteos de la alimentación?
- 1.6 Eliminar la leche y derivados lácteos no es un tratamiento
- 1.7 Si decido tomar lácteos, ¿cómo lo hago?
- 1.8 ¿Es necesario tomar lácteos?
- 1.9 ¿No comer leche aumenta el riesgo de osteoporosis?
- 1.10 ¿De dónde obtenemos el calcio si retiramos los lácteos?
- 1.11 ¿El yogur es un buen probiótico?
Leche en enfermedades intestinales y autoinmunes
¿Se recomienda la leche cuando hay enfermedades intestinales?
El consumo de leche y de sus derivados lácteos es un punto discutido en caso de determinadas enfermedades intestinales y autoinmunes.
Foto de lácteos
¿Cómo se relaciona el quitar los lácteos con la mejora de ciertas enfermedades?
Algunos estudios han observado una mejora de los síntomas al retirar los lácteos en personas con celiaquía (alergia al gluten), enfermedades autoinmunes, lupus, esclerosis múltiple, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn.
Uno de los casos más conocidos es The Wahls Protocol, un libro escrito en primera persona que relata cómo la doctora Wahls, diagnosticada de esclerosis múltiple, ha conseguido mejorar su enfermedad retirando los lácteos de su alimentación, entre otros cambios importantes.
Tras la evidencia científica de que en ciertos casos la retirada de los lácteos puede ser beneficiosa, es posible que el dietista o el médico aconsejen retirar temporalmente los lácteos de la dieta y observar si hay mejorías en estas enfermedades.
El mayor problema de los lácteos no es la lactosa, ni la grasa: parece ser la homogeneización
Por otro lado, parece ser que el mayor problema de los lácteos es la leche homogeneizada y sus derivados. La homogeneización es un proceso industrial que se utiliza para estabilizar la leche, en el que se rompen sus componentes en moléculas diminutas, para conseguir una leche sin grumos (homogénea) y de color más blanco. Posteriormente a esa leche se le aplica un tratamiento térmico con el que se consigue eliminar bacterias y mantener bajo control los organismos patógenos presentes en la leche.
Las enfermedades intestinales requieren de un tratamiento médico y dietético
¿Qué problema presenta la leche o lácteos homogeneizados?
Cuando el intestino está dañado, estas moléculas tan pequeñas conseguidas con la homogeneización pueden atravesar enteras la barrera intestinal, produciendo reacciones inmunitarias exageradas, responsables del agravamiento de muchas enfermedades intestinales e inmunitarias. Estos efectos no son aplicables a personas sin enfermedades intestinales.
El intestino puede estar dañado cuando existen enfermedades intestinales, como enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, intolerancias alimentarias, colon irritable, estreñimiento crónico o celiaquía. Estas enfermedades producen hiperpermeabilidad intestinal, un trastorno reversible (que se puede curar) que también puede ocurrir en personas sanas a causa de estrés crónico, alimentación inadecuada, o abuso de sustancias irritantes ( alcohol, tabaco, picantes, café).
La leche también contiene hormonas y factores de crecimiento (necesarias para crecer el ternero), motivo por el que se desaconseja en ciertas enfermedades como el cáncer.
¿Se deben retirar los lácteos de la alimentación?
A pesar de estos argumentos, es un error aconsejar sistemáticamente retirar la leche de todas las dietas. Esta recomendación no tiene sustento científico en todos los casos y a menudo se confunde con un tratamiento o una solución a problemas de salud que requieren de una atención más profunda o globalizada.
Eliminar la leche y derivados lácteos no es un tratamiento
No es necesario eliminar los lácteos salvo por razones médicas, pero tampoco es imprescindible consumirlos para tener unos huesos fuertes. En caso de enfermedades autoinmunes, inflamatorias o intestinales, sí puede estar justificado retirar los lácteos, de forma temporal o definitiva.
Además, serán necesarias más pautas dietéticas si lo que se desea es mejorar una enfermedad. Por ello, estos cambios dietéticos deben hacerse bajo la supervisión de un nutricionista que trabaje junto con su médico.
Retirar los lácteos, por sí solo, no es ningún tratamiento y no mejora ninguna enfermedad.
Si decido tomar lácteos, ¿cómo lo hago?
Si se toman lácteos, lo que sí se recomienda es que sean lácteos de calidad, es decir leche fresca no homogenizada, y de procedencia ecológica. O mejor aún, yogur con estas mismas características.
Es posible llevar una alimentación equilibrada sin lácteos, pero también es cierto que el consumo de leche y yogures de buena calidad no está reñido con una dieta saludable.
¿Es necesario tomar lácteos?
No es necesario comer leche o derivados lácteos para tener una dieta saludable. El aporte de calcio de la leche podemos encontrarlo en muchos otros alimentos ricos en calcio.
¿No comer leche aumenta el riesgo de osteoporosis?
No hay ningún estudio que relacione el consumo de leche con menor riesgo de osteoporosis o enfermedades de huesos. En otras palabras, la leche no protege contra la osteoporosis.
En la mayoría de los casos, las enfermedades de los huesos suelen tener un origen multifactorial, y en general están relacionadas con otros factores, mucho más importantes y destacables que el consumo de leche: genética, enfermedades metabólicas, déficit de vitamina D, menopausia, sedentarismo, tabaquismo, o dietas inadecuadas como el exceso de carne, entre otros.
¿De dónde obtenemos el calcio si retiramos los lácteos?
Los requerimientos de calcio aumentan a mayor consumo de alimentos ricos en proteínas. Es decir, si se consume excesiva carne, se debe consumir más calcio.
En una dieta saludable, con un consumo equilibrado de proteínas, no es necesario tomar 1.200mg de calcio como se recomiendan en algunos países.
La OMS establece que las necesidades diarias de calcio son de 600-900mg de calcio diarios. Si no se comen lácteos, el calcio se puede obtener de alimentos como el sésamo, tahini, el brócoli, la coliflor, las legumbres, almendras, algas,etc., además de bebidas vegetales con calcio.
¿El yogur es un buen probiótico?
Los alimentos probióticos son aquellos que contienen bacterias saludables. Los yogures bífidus o el miso son ejemplos de alimentos probióticos. Al comerlos, sembramos nuestros intestinos de estos microbios.
Sin embargo, en caso de enfermedades intestinales, es más aconsejable tomar suplementos de probióticos, porque es la única forma de garantizar el aporte suficiente de estas bacterias (Lactobacillus y Bifidobacterium), ya que en el estómago mueren gran parte de las bacterias que contienen los alimentos.
Además, para favorecer la proliferación de estas bacterias en el intestino, es necesario darles alimento, que para ellos es la fibra fermentable que contienen los vegetales y tubérculos (fibras prebióticas).
¡Atención! Los probióticos están contraindicados cuando se toman determinados medicamentos para enfermedades autoinmunes (Consultar con su médico)
¡Alerta con los enemigos de los huesos!
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19 marzo, 2019