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¿De dónde proceden las toxinas de los alimentos?
El metabolismo de los alimentos es el principal causante de la acumulación de toxinas. Los alimentos arrastran una gran cantidad de toxinas, producto de muchos factores como su propio origen. En este sentido destacan especialmente los alimentos de origen animal que acumulan muchas toxinas como consecuencia del propio metabolismo de los animales que los producen, la alimentación que ingieren, las enfermedades que contraen, etc.
Otras veces las toxinas proceden de la propia descomposición de los alimentos. Esto se produce tanto en los alimentos vegetales como animales, aunque estos últimos son más propensos a descomponerse antes. El tiempo en que los alimentos tardan en ingerirse desde que se obtienen hasta que se comen es responsable de la aparición de toxinas, cuya cantidad aumenta cuando las condiciones de conservación o transporte no son las adecuadas.
Por ejemplo, tenemos la costumbre de dejar la comida caliente sobrante sobre el banco de la cocina para que se enfríe antes de guardarla en la nevera. El calor es responsable de que los alimentos comiencen a descomponerse por la aparición de microorganismos que encuentran en la comida húmeda y caliente el » caldo de cultivo» adecuado para desarrollarse. Es mejor hacer la ración de comida justa, pero, en caso de que ésta sobre, deberá guardarse cuanto antes en la nevera.
Los alimentos también pueden contaminarse en el proceso de formación de los mismos. Por ejemplo, los alimentos vegetales contienen muchos pesticidas y otros productos utilizados para combatir las plagas. Los animales, cerdos, pollos, vacas, etc son alimentados con piensos, los cuales, desafortunadamente, dejan mucho que desear.
Alimentos contaminados durante el almacenaje y el transporte
El proceso de almacenaje es también responsable de numerosas contaminaciones. A veces los alimentos se almacenan en recipientes que no se han saneado lo suficiente por lo que los restos acumulados original el desarrollo de microorganismos responsable de numerosas enfermedades.
Esto puede afectar tanto a los alimentos vegetales como a los de origen animal. Por ejemplo, es bien conocido el hecho de que los frutos secos y las frutas deshidratadas, almacenadas en condiciones de calor y humedad elevadas, pueden producir aflatoxinas con efectos cancerígenos.
El proceso de transporte de los alimentos puede ser el causante de la aparición de toxinas. Muchos alimentos que requieren permanecer en la cadena del frío constantemente, especialmente los alimentos congelados, a veces se dejan fuera de esta cadena de manera que pueden descomponerse y producir toxinas. Cuando se descongela un producto en casa, debe cocinarse y consumirse lo más pronto posible. La costumbre de recongelar los alimentos es responsable de que estos puedan estropearse.
Alimentos contaminados en casa
La manipulación de los alimentos en casa puede acarrear nuevas fuentes de toxinas. Por ejemplo, la carne cruda puede contener microorganismos patógenos, como la salmonela. Cuando se corta un trozo de pollo crudo con un cuchillo, este se puede contaminar con salmonela.
La cocción del pollo destruye la salmonela, pero, si con este mismo cuchillo se cortan las verduras sin lavarlo bien previamente, los microorganismos pueden transmitirse a las verduras que se ingieren crudas. De esta manera, se producen muchas intoxicaciones, causantes de diarreas, mal de estómago, etc.
Otras veces guardamos ciertos alimentos junto con productos tóxicos. Muchas personas dejan botes de conserva debajo del fregadero, junto a los productos de limpieza. Algunas partículas de estos productos pueden caer sobre un bote. Cuando abrimos este bote, sin limpiarlo bien previamente, las partículas pueden introducirse con la comida.
Más sencillamente cuando llegamos a casa y nos ponemos a comer alguna cosa sin lavarnos previamente las manos, estamos arriesgándonos a introducir en nuestro organismo muchas toxinas acumuladas en nuestros dedos.
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18 diciembre, 2024